La educación, todos hablamos de ella, existen cientos de libros para padres, sobre como conseguir que el niño duerma, como hacer que el niño utilice el orinal, como darle el pecho… Y todo lo que se nos ocurra, hoy tratamos uno de los puntos que creo más importantes en la educación de cualquier niño, por no decir el más importante junto con la empatía, como veremos a continuación, aunque parece que es a lo que menos importancia se le da en los libros. La pregunta que siempre me había hecho, es si los niños son compasivos por naturaleza, o es algo que se crea en el ambiente. Veamos la importancia que tiene el pensar en los demás.
La compasión.
La compasión la conocemos como un sentimiento de tristeza que sentimos cuando vemos un sufrimiento o un dolor en otra persona e intentamos compartirlo o aliviarlo de alguna forma. Creo que solo con la definición veremos que es un sentimiento necesario para vivir en comunidad y que desde luego deberíamos tener todos. Aunque por desgracia, no es así, vivimos en un mundo «civilizado» donde desde pequeñines, se nos enseña que debemos competir, de hecho, la competencia es algo muy bueno que hace que el mundo progrese, nos han inculcado que si no fuera por la competencia o por querer ganar más dinero todo se estancaría y no se avanzaría. Desde los equipos de fútbol, los países, las razas, las clases sociales, religiones… Estamos divididos todos en grupos, lo que hace que favorezca que limitemos la compasión de nuestro corazón.
Compasión vs empatía.
Son dos conceptos que suelen ir de la mano, digamos que si un niño o persona tiene empatía, será compasivo y si es compasivo es por que tiene empatía. Es sencillo, la segunda, es la capacidad que tenemos para ponernos en el lugar de las otras personas y sentir lo que ellos están sintiendo (lo que quiere decir entender como se siente), ya sea felicidad, amargura, rabia… Esto hace que si sentimos cuando alguien tiene un sufrimiento, desde luego querremos ayudarle (aunque sea por egoísmo y dejar de sentirnos mal nosotros a través de la otra persona.) Si eliminamos la empatía de las cualidades de los niños y los adultos, nos encontramos en un mundo individualizado, en el que lo que le pase a los demás, no nos importa, de aquí surgirá también la envidia. Si somos capaces de sentirnos mal por lo que le pasa a alguien, será lo mismo cuando le pase algo bueno y nos hará felices que los demás consigan las cosas.
La empatía hace décadas que fue desapareciendo de nuestra educación, siendo un mero símbolo. Primero se fue metiendo el concepto de competencia es lo único con lo que funciona el mundo (capitalismo puro). Poniendo a los adultos en una guerra constante, ya sea con los compañeros de trabajo, por que son de otro equipo, en las empresas con otras, empresarios contra empleados… Y como bien sabemos, la educación se basa en el ejemplo, y este ejemplo se ha ido pasando de padres a hijos, consiguiendo que cada vez sean menos las personas empáticas.
De donde surge la compasión.
Hasta hace unos días, no sabía bien si pensar que la compasión se aprende o se lleva dentro. Hasta que este fin de semana en el programa de «Brain Games» de la 2. Pusieron un mini experimento, en el que a niños de 8 meses, se les mostraba una escena con unos muñecos, en el que había uno bueno, y otro malo. Después de ver la escena, los niños deberían elegir entre uno de los dos muñecos. Sorprendentemente, la mayoría de los niños o bebés, elegían el muñeco bueno siendo una minoría muy pequeña los que elegían al malo. Vemos como los niño son más cercanos a la compasión que a los «malotes«. Sin embargo, vemos como con el tiempo, este porcentaje va cambiando, convirtiéndose los «malotes», en alguien a quien admirar o desear. No sabría decir exactamente cuales son las causas, al igual si el experimento de verdad es fiable, ya que habría que ver más puntos sobre los niños, que sean de diferentes aspectos sociales (para que hayan tenido diferentes experiencias, si son las mismas, tendremos solo una muestra de un grupo de niños) Aunque observando a mi alrededor, creo que la televisión y la misma civilización en la que vivimos, es la principal causa de la perdida de compasión con los años.
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