La educación está cambiando. Lo vemos todos los días, pero no queremos darnos cuenta hasta que punto y lo más importante. A donde nos llevará todo. Lo que conocemos como desarrollo, lo basamos en mejores televisores, teléfonos, coches… Hoy en día, vemos a todo nuestro entorno jugando con apps de lo más diversas. Desde niños de 1 año, hasta abuelos de 100 años. Y aunque lo sabemos, parece que no queremos imaginar como era nuestra vida antes. Y me refiero a tan solo 5 – 10 años atrás. ¿Qué ha pasado?, ¿Quienes notan más estos cambios?. Veamos la introducción de las apps para niños.
¿Son buenas o malas?
Está claro que en estos días, es imposible negar a un niño que juegue o estudie con una app. Ya que están tan extendidas, que el niño lo que va a hacer es acceder por otra vía que no seamos nosotros. Lo que quiere decir, que lo siento. Los padres, no somos los únicos que están educando a los niños. El ambiente, entorno… Es una parte fundamental en la educación de los niños. Si cierto que con 1 año, somos casi la total influencia. Pero, el tiempo pasa y muy rápido. Y según van siendo más mayores, el porcentaje que a los padres nos queda en esa influencia se va disminuyendo poco a poco. O debería decir muy rápidamente.
Antes las madres, los abuelos… se quedaban con los niños, hoy en día es muy difícil conseguir que los niños pasen tiempo en familia (como antes) No es culpa nuestra es de la sociedad. Cada vez es más gente la que tiene que mudarse de su ciudad por trabajo, lo que hace que se encuentren solos y sin ayuda en otras ciudades.
Y debemos introducir a todo esto, las nuevas tecnologías que cada día vemos nuevas y «mejores». Quien no ha oído hace unos años que con las aplicaciones íbamos a ser capaces de aprender idiomas sin esfuerzo, o que eran muy útiles para enfermedades, o para la destreza, tanto física como mental. Son muchas las promesas que oímos sobre las aplicaciones y las nuevas tecnologías. Pero, parece que son muy pocas las que se han hecho realidad. Seamos sinceros. Las apps, están muy bien, si sabes lo que son y para lo que son. Un mero entretenimiento. Con lo que ello conlleva, una responsabilidad. Debemos utilizarlas con medida. O por lo menos, debemos intentarlo con los niños. Que no tengan un exceso.
No me toméis por «tan rara», yo también le he dado mi teléfono a mi niña para que estuviera un rato entretenida. Aunque intento que sea el menor posible. Y aunque muchas veces me apetecería que estuviera quieta un rato y por mi cabeza pasa, le dejo el teléfono y 15 minutos de tranquilidad. Que fácil. Aunque todo el mundo sabe que el camino fácil no es la solución a nada.
¿Cómo lo ven los niños?
A ver, todo el mundo es consciente de lo que son. Y sabes que estás perdiendo el tiempo y sabes que puedes ir a tomar cañas con los amigos o a pasear al campo… Al fin y al cabo, hemos estado viviendo sin telefonos en el bolsillo más tiempo del que lo hemos hecho con las apps y los teléfonos. Es igual que cuando vemos dibujos animados con violencia. Está claro que Tom y Jerry, son unos dibujos animados, que no sienten, que es una mera ilusión para hacer reír.
Esta reflexión está muy bien cuando lo hace una persona de 16 o 18 años. Pero, como ven los dibujos los niños y como ven las apps y las nuevas tecnologías los niños. Es ideal, ellos han nacido con ellas y las controlan mejor que nosotros. Son genios. El día de mañana van a ser mucho más listos que nosotros.
Jajajaja. Depende de cada niño, cuando maduren el cerebro y se hagan maduros. Pero, hasta pasados los 10 años, como mínimo. Para los niños, los dibujos no son ficticios (si lo son pero, de forma real. Cuando le pegan a un dibujo, a un niño le afecta como si fuera de una película de verdad. Pero, después de meses y un par de años viendo esta clase de violencia, la verán normal y habrán perdido mucha parte de su empatía, si no toda.)
Los niños, ven en las apps, una forma fácil de pasar el tiempo entretenido. ¿La mejor forma? No. La más fácil y cómoda. El problema es cuando desde que nacemos nos acostumbramos a lo más cómodo, raro será el buscar algo complicado para que luego se entretengan. Los teléfonos, están muy limitados, el movimiento del dedo, ridículo. Lo que hace que no sirva para trabajar la motricidad del niño evidentemente. Los juegos suelen ser de lo más repetitivos, con el fin de hacerlos adictivos. Aun me da cosa ver a mujeres de 70 años, enganchadas al Candy Crush. Pero, al fin y al cabo, ya han vivido mucho fuera del mundo digital. Pero, como se comportarán de adultos nuestros niños. Cuando ha sido su juego más común.
La verdad, es que nunca se sabe, quizá me equivoque, ojala. Y lo que ocurre, es que después de tantos años jugando con las aplicaciones. Se llegan a aburrir de las nuevas tecnologías y cuando cumplen los 20 años, solo quieren estar en la calle y no mirar ni una sola pantalla. Al fin y al cabo, cada vez es más la gente que se retira de todo este mundo.
Lo único que se, es que la virtud está en el punto medio. Y ya que toca convivir con ello, debemos estar preparados. Si de verdad queremos que les sean útiles las nuevas tecnologías, no las utilicemos para que jueguen. Que aprendan programación. Eso si que les hará pensar y disfrutar delante de una pantalla. Además de serle útil en un futuro.
Deja una respuesta