Hoy tratamos los episodios de convulsión febril, suele darse en bebés y niños de hasta 5 años de edad, llama mucho la atención ya que al ver un episodio de convulsión febril suele ser muy impactante para los padres, conozcamos que la provoca y sobre todo como debemos actuar ante la convulsión febril en bebés y niños.
Convulsión febril.
Como la propia palabra indica la convulsión febril, suele ser causada por un aumento brusco en la temperatura del bebé, y los síntomas más evidentes serian la pérdida de consciencia del bebé junto con una serie de espasmos musculares, normalmente generalizados.
¿Mi niño puede tener convulsiones febriles?
Curiosamente las estadísticas de niños que padecen una convulsión febril nos dicen que el mayor número de casos sucede hasta los 4 años de edad, siendo la franja de 1 año a 2 años la que engloba casi la mitad de todos los casos, seguida del segundo semestre de vida del bebé. Siendo mucho menos habitual a partir de los 4 años.
También influye el continente, ya que entre Europa o EEUU (3.5% de los niños) frente a Japón (7.5) hay una diferencia bastante considerable.
Se conoce que algunos bebés o niños son propensos a sufrir una convulsión febril por herencia genética, aunque actualmente no se sabe con certeza como actúa concretamente. Se cree que son provocadas por un exceso extraño en la corriente del sist. nervioso central.
Tipos de convulsión febril.
Dependiendo de la duración y de la intensidad de las convulsiones podemos encontrarnos con dos tipos de convulsión febril.
- Convulsión febril simple: Son las convulsiones más comunes, el 85% de los casos de convulsión febril es una simple. No tiene ningún riesgo de secuelas en el bebé o en el niño tanto a corto como a largo plazo. En este caso la convulsión surge cuando el bebé tiene fiebre y rápidamente sufre una subida muy fuerte superando los 39ºC. Las convulsiones no deben durar más de 15 minutos, y además no se repite durante las siguientes 24 horas.
- Convulsión febril atípica: Es más extraño que suceda ya que representa poco más del 15% de los casos, la diferencia con la convulsión febril simple radica en que la duración de las convulsiones se alargan más de 15 minutos o si no llegan volverá a repetirse en las siguientes 24 horas. En este tipo de convulsiones no tienen que desencadenar ninguna consecuencia, aunque puede aumentar el riesgo de sufrir un ataque de epilepsia.
Como actuar ante una convulsión febril.
- Lo primero de todo es mantener la calma, ya que de lo contrario nos será más difícil pensar con claridad.
- Colocaremos al bebé o al niño en una base segura, como puede ser el suelo, para evitar así que se haga daño cuando sufre las convulsiones.
- Pediremos ayuda si tenemos a alguien cerca, a voces para no dejar al bebé solo.
- Veremos si tiene algo en la boca que pueda impedir que respire con naturalidad y se lo sacaremos.
- La posición debe ser de lado, lo que permite que si vomita no se ahogue.
- No le debemos retener los espasmos solo asegurarnos que no se hace daño al tenerlos con los objetos de alrededor.
- Una vez pasadas las convulsiones debemos llevar al bebé al pediatra para contarle lo sucedido ya que el siempre es el que mejor nos puede aconsejar.
- Si las convulsiones superan los 10 minutos debemos llevarle al hospital o llamar al servicio de emergencia, (llamará quien no está atendiendo al bebé.)
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